Cuarto día de confinamiento
こんにちは!
¿Cómo estáis? ¿Y los ánimos, cómo van?
Los míos de momento bien... empiezo a sentir un poco de nostalgia, por esos días de salir por la tarde a tomar una clarita o de comerme unas buenas bravas... Peeeeeero ya llegará (y lo disfrutaré al máximo).
Me he despertado especialmente motivada. Ayer, mi amiga Laura hizo en casa unas tortitas y una nutella real food (sí, nos encanta la secta de Carlos Ríos y el realfooding). Así que esta mañana he decidido hacer unas tortitas con chocolate.
Spoiler: no ha salido todo, os contaré más adelante por qué.
Las 7 de la mañana. Mi gato mirándome desde la silla de la mesa de la cocina, su sitio favorito. Me mira con cara de pero esta tía qué hace a estas horas. Empiezo a sacar ingredientes y a separarlos en medidas:
➩ 1 taza de harina integral (en la receta ponía copos de avena, pero a mi encontrarme los tropezones me da un no sé qué que no se yo)
➩ 2 cucharaditas de levadura (los sobrecitos esos de Royal, que hay en toda despensa)
➩ Canela (mucha, me apasiona)
➩ 1 plátano maduro (para que nos entendamos, ese que está muy pocho, casi negro y que nos da repelús comer. ESE es el bueno).
➩ 150ml de leche (he utilizado la "sin lactosa" y salen bien)
➩ 1 huevo entero (repasando la receta, que he modificado a mi antojo por mi falta de profesionalidad, me he dado cuenta que tiene que llevar también dos claras. Me ha salido bien sin ellas, por si no tenéis).
Mezclo primero la harina integral, la levadura y la canela. Lo aparto un momento y mezclo la leche, con el huevo y el plátano. Para evitar cargarme la batidora, he troceado un poco el plátano antes. Añado a esta mezcla lo que he apartado minutos antes y me queda una mezcla bastante correcta (líquida pero consistente).
Tardo más en buscar la sartén para hacerlas que en cocinarlo pero me dispongo a rematar la faena.
La primera sale horrenda. La segunda mejor. Y haciendo la tercera ya me creo una gran chef.
Ahora es cuando os vais a reír. Digo uy, pues voy a fundir chocolate en el microondas (ojo), a toda pastilla para que se haga antes (estoy avisando) y seguro que me sale (pues no). Efectivamente, casi explota el microondas. Me voy quitando la idea de la cabeza de ponerles chocolate por encima.
Vista la suerte que he tenido al hacer las tortitas, decido dejarlas como están. Ya haré la nutella después. Mi madre se ofrece a supervisar la operación (no se fía. Y bien que hace).
Qué pintaza, aunque le falta el chocolate
No tienen mala pinta, ¿eh?
Más tarde, mis pensamientos (y mi tarea del seminario de política) se ven trastocados por un bingo. Sí sí, un bingo en mi barrio. Os explico cómo he descubierto la mecánica del juego: primero, me he asomado con mi bata de señora de su casa al balcón. Con medio calle asomada (somos una calle estrecha, con edificios unos enfrente de otros. En el tramo de esta calle, somos cinco edificios "juntos", para que me entendáis), he tratado de ver de dónde venían los números. Cabe decir que, minutos antes, se había currado un opening del bingo y una cuenta atrás. Al localizar al cantador de bingo y anunciando que hoy había de premio un lote de plátanos, ha empezado el juego.
Después de unos 25 minutos aproximadamente, ya había ganador.
Me ha parecido realmente muy bonita la situación. Creo y espero que después de esto, de esta pandemia que tanto daño está haciendo a nuestra sociedad, aprendamos a no dejar de lado ese cariño por la gente que no forma parte de nuestra família. Que posiblemente ni conozcamos.
Pero que el gesto de intentar entretener a la gente, ayudar a comprar a la que no puede salir a la calle, los carteles de ánimo de los que os hablaba ayer... que eso no se pierda.
Porque creo que la humanidad y la generosidad la tenemos todos dentro. Que pueden pasar muchísimas cosas horribles. Podemos ser egoístas, hasta mezquinos.
Pero en situaciones así, se demuestra que el corazón sigue allí dentro, latiendo. Y que, en el fondo, todos somos humanos.
Y que sabemos sacar lo mejor de nosotros hasta en las peores situaciones.
Hasta mañana. Cuidaos.
B.
He rigut molt, m he posat les mans al cap quan he llegit lo de la xocolata al microones al maxim per trigar menys. Pero si que emociona la manera que te la gent per distreures, de segur que de tot aixo en treiem alguna cosa positiva.
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