Capítulo 21: sobres, sellos y código postal

Séptimo día de confinamiento

こんにちは!

¿Os acordáis cuando recibíamos las cartas? Esos días en los que esperábamos con impaciencia bajar de casa solo para mirar el buzón. Y, con suerte, encontrar dentro un sobre con nuestro nombre. Y en la carta, la persona que nos la enviaba, nos relataba cómo había estado ese día. Reconozco que me parece algo muy muy detallista: dedicas el 100% de tu atención a alguien, en contarle con todo detalle eso importante. Y se ha perdido muchísimo.

Yo me acuerdo cuando era pequeña y recibía alguna carta de una compañera de clase o de algún familiar y me volvía loca de alegría. 
Me encantaría que volviéramos a coger la costumbre entre nosotros de mandarnos cartas. Explicarnos las cosas importantes y dejarlas escritas para siempre en un papel. Buscar el sobre más bonito. O el bolígrafo. Escoger el sello. Que no sea el típico, alguno diferente.
Guardarlas todas en una caja. Y en tiempos de nostalgia, releerlas y sentir que esa persona está a tu lado contándote su historia.

Mi postal favoritísima que recibí de mis tíos abuelos, cuando estuvieron en uno de sus viajes 

Por otra parte, esta mañana he ido a enviar una carta. Sí, como veis me he aplicado el cuento y os animo a enviar alguna. De momento los servicios de correo funcionan. En caso que dejaran de ir, las podéis guardar y enviarlas cuando todo pase. 
Lo que decía, he aprovechado para comprarle el diario a mi padre y el pan. Yendo hacia la Ronda Guinardó, me he encontrado esta imagen que, a mi parecer, ha sido un poco escalofriante:

La Ronda Guinardó vacía

Calle Padilla, muy concurrida hasta los domingos. Hoy, desierta

Me ha sorprendido mucho esta imagen. He visto sitios como Plaza Catalunya o Las Ramblas vacías... pero encontrarse con la realidad en vivo, ha sido chocante. Había gente por la calle (cómo yo que iban a por el pan y el periódico o paseando a los perros) pero no como otros días.
No os enseño esto para ser catastrofista, ya que me prometí a mí misma que no lo sería. Pero es para darnos cuenta que el hecho de quedarnos en casa tendrá sus resultados. Y que según la previsión de alargar esta cuarentena quince días más, os animo a seguir siendo responsables. A aprovechar el tiempo para hacer toodas esas cosas que durante el año no tenemos tiempo: leer ese libro que tanto polvo coge en nuestra mesilla, ver esa serie de Netflix que tanto tiempo lleva en la lista de pendientes, escribir una carta y mandarla...

Nada más. 
Feliz domingo y nos leemos mañana,
B.



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