Capítulo 37: Surfeando la sequía

 ¿Os acordáis de la última vez que deseasteis algo con tanto ímpetu que parecía algo imposible? ¿O qué ansiabais tanto hacer X o Y que, al cumplirse, os supo a poco? Pues eso es lo que creo que sentimos todos y todas al terminar la carrera. Hace mucho tiempo que quería hacer este post. No sé si para desahogarme, para no explotar o para qué. 

"Es normal, nos ha pasado a todos". 

Recuerdo, hace casi 5 años, que al llegar a la Universitat Autònoma, quería vomitar de los nervios que llevaba encima. Era una sensación vertiginosa, en la que notaba que el corazón se me salía del pecho. Todos y todas estábamos allí fuera, discutiendo las preguntas que nos habían hecho, las fechas de algún acontecimiento histórico o quién sabe qué. Pero todos estábamos igual, exultantes por terminar y dar rienda suelta a nuestro siguiente paso. Soy consciente que esto que voy a decir va a sonar mucho a "persona mayor con mucho bagaje en la vida", pero con casi 23 años, me he dado cuenta de que nunca me había sentido tan perdida y sin rumbo como ahora. Es curioso, ¿verdad? Lo leí el otro día en una cuenta de Twitter, sobre la etapa que vivimos en la infancia y adolescencia queriendo ser adultos. Y que ahora, de adultos, todos queremos volver a ser pequeños.

Recuerdo ese tiempo con nostalgia. Honestamente, no me imaginaba a mí misma, un jueves a las 08:32 de la mañana en bata, mirando insulsamente LinkedIn y con el ánimo por los suelos. Hay días en los que soy más optimista y creo realmente que "la llamada" llegará, que la empresa que me ha dicho "te llamaremos el mes que viene para seguir con el proceso" me llama y que finalmente, consigo trabajo. Al terminar en junio del 2020, después de unos meses que poco tenían que envidiar a las mejores novelas apocalípticas, supe que iba a estar complicada la cosa... ¿Pero tanto?


Hay veces que, leyendo ofertas de trabajo, miro de reojo mi habitación por si hay alguna cámara oculta. Joyas del estilo*:

- 35 horas semanales, 500 euros. Disponibilidad total de lunes a domingo y más allá. 3 años de experiencia (Ay, no me hagáis hablar de los años de experiencia)

- Jornada completa, sueldo que dudosamente se ajusta al SMI. Disponibilidad total, turnos rotativos de mañana, tarde, noche, 4.º turno y horas sueltas.

O, mi favorita:

- No remunerado, pero damos visibilidad. Eso sí, deberás compartir todo lo que escribas para darnos publicidad (en esta se me aparece un poco la cara de la mala de Blancanieves, ofreciéndome una manzana dudosamente comestible).

¿Perdón? ¿Cómo se supone que voy a gestionar la gran cantidad de trabajo que me estás pidiendo, haciendo más horas de las pactadas, por ese dinero? ¿Saben, las empresas, que no vivimos del aire? Sé que al principio hay que adaptarse, que ser el nuevo/a será agotador, pero que la experiencia valdrá la pena. Pero, honestamente, no veo honrado y menos ético tener que leer ofertas así. Hablo desde una posición que sé que es privilegiada, ya que no tengo hipotecas que pagar, ni descendencia que mantener. Ni que mucho menos faltan platos en mi mesa. Pero me gustaría dejar de oír por todos lados que es una situación precaria, que mucha gente lo está pasando muy jodidamente y que el paro juvenil está por las nubes. Es una situación que estamos hasta el cuello, que parece que nadie nos quiere ayudar, y menos dar una oportunidad. Recuerdo, hace unos meses, una empresa que utilizó una técnica que de bien seguro se utiliza en la manipulación psicológica: ¿Y por qué quieres seguir estudiando inglés o un Máster? Es que claro, luego nos vienen personas con 28 años y 0 experiencia y no los vamos a contratar. Ya sabes, hay gente estancada en querer estudiar. Mi cara, en ese momento, fue un cuadro. Mi cabeza, por otro lado, me gritaba HUYE BERTA, HUYE. 

Veis, no os mentía. Hoy no es uno de esos días en los que me levanto positiva (y menos recordando excéntricas entrevistas de trabajo de las que he tenido la suerte de huir a tiempo). Pero, siendo mi carácter como es, me dispongo a seguir surfeando entre olas de porquería y precariedad, en mi bata, con la taza de té al lado, esperando que esa empresa que prometió, cumpla. Que esa oferta que ofrece, dé. Que esa oportunidad que anhelé, llegue. 

Y seguiré esperando. Como todos y todas😊




* Nótese la ironía. Están un pelín exageradas, pero si estáis en la búsqueda de empleo, seguro que con alguna parecida os habéis encontrado en algún momento

Comentarios